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Se están cumpliendo, 44 años desde la primera transmisión de televisión abierta en Paraguay, marcada por el nacimiento de CANAL 9 TV CERRO CORÁ, hoy SNT CERRO CORÁ. Fue la única opción hasta que en 1981, 16 años después, Nicolás Bo inauguró TELEDIFUSORA PARAGUAYA S.A. En el 2009, contamos el triple de canales, pero en manos de cuatro operadores, así que sólo el doble de opciones al menos para los trabajadores. El SNT, está muy alejado de la década de los 90', cuando su grilla daba lugar a gran parte de la producción nacional. CANAL 13, que supo ganarse un lugar e incluso en algunas épocas obtener liderazgo, en aquella etapa de competencia, hoy, está en manos de un empresario cuya máxima aspiración en convertir su señal en un casino. Siguiendo con la historia, más tarde, surgieron CANAL 2, hoy RED GUARANÍ, TELEFUTURO, CANAL 5, actual PARAVISIÓN y recientemente LA TELE. La proliferación, no nos brinda en el 2009 una oferta de calidad, ni mayores oportunidades para los productores, ni crecimiento para los artistas. La realidad es que la TV en Paraguay, se maneja en feudos en los cuales el talento, no es siempre lo más valorado. Los más afortunados son los que logran negociar con TELEFUTURO, que es el que últimamente construye la grilla con diversidad albergando: periodismo, entretenimiento, humor y ficción.
La explotación del espectro radioeléctrico está siendo objeto de revisión en muchos países y no sólo de Latinoamérica. El debate producido en Argentina, a raíz de su Ley de Medios tuvo algo de repercusión en Paraguay, pero el tema no llega a instalarse. Este aniversario del SNT, debería ser un momento propicio para discutir como el Gobierno debe administrar el espectro propiedad del Estado, poner en el tapete las licencias con su normativa, intercambiar ideas sobre la regulación de la actividad de la TV. Proponer que los grupos extranjeros operen libremente, pero con cuotas se programación nacional, sería un comienzo, tanto para dinamizar la industria, como para tener un mercado más transparente y no escuchar a funcionarios de CONATEL responder que "no saben quien es Ángel González", como ocurrió más de una vez. Fomentar buenas prácticas comerciales y que nadie use la fuerza monopólica para presionar a los anunciantes, a los empleados o a los proveedores, es otra tarea pendiente. Establecer los horarios de protección al menor y sancionar las infracciones, porque por lo que vemos día a día no son capaces de autorregularse.
44 años después, no tenemos aún una TV adulta. Si fuera una persona, podríamos asegurar que tratamos con una adolescente que se enoja ante la idea de los límites, nuestra industria televisiva reacciona con inmadurez frente a la crítica y la reflexión, aborreciendo la idea de que explota un bien social. Estamos aquí para recordárselo.