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Lita Pérez Cáceres

liperka@yahoo.es

Compañeritas

A veces me pregunto si Yolanda Park y María Teresa López fueron a estudiar a la misma escuela de locución, es una intuición porque se parecen mucho. Esa duda me asalta cuando las veo y sobre todo, cuando las escucho. Es altamente probable que hayan ido a la Escuela de Lectura Veloz, sin pausas, sin puntos, sin comas.

Pero entre las dos hay una diferencia notoria, cuando algo no le gusta a Yolanda se pone inexpresiva, una cara de póker total. A María Teresa, en cambio, cuando dice algo referente a una denuncia o habla de algún delito, que ella como abogada detesta, pone una expresión de maldad, y cuando termina de decir la noticia, tuerce un poquito la boca.

Señor o señora televidente, le recomiendo un buen ejercicio para cuando la aburran los noticieros, apague el sonido y siga mirando. Se va a divertir mucho y adquirirá una destreza poco común adivinando, por la cara que ponen los conductores, qué es lo que dicen. Suerte!

Ahora bien, si es usted masoquista, mire el noticiero al mediodía, si hubo alguna muerte trágica, ya verá lamentarse en guaraní a los deudos, que se han acostumbrado a esta intromisión grosera de los medios y lloran cada vez mejor.

Mala edición

Por supuesto que Luis Bareiro no fue a la misma escuela de Yolanda y María Teresa, la de él se llama Sea espontáneo, sonría, levante la ceja y domine el tema. Fue el mejor alumno y los televidentes agradecen su estilo desacartonado, cálido y un poquito irónico. Solo los malditos productores que no editaron bien su entrevista a Salvador Cabañas se mueren de envidia.

Odio profundo

Osmar Ruiz Díaz está en lugar de Humberto, en Radio Ñandutí, por las mañanas. El suele ser un conductor ameno y didáctico pero lo traiciona su anti coloradismo, el jueves por la mañana estuvo muy enojado por la denuncia contra la Ministra de Salud y, en lugar de profundiza en el tema lanzó epítetos y blasfemias contra González Daher, que gastó más de 400 mil palos (creo que verdes) para restaurar su despacho. Un despacho que no es de su propiedad eterna, servirá para todos los presidentes del Congreso que vengan después. Otro asunto diferente es la gratificación de Esperanza, la gozará ella sola y se premió a sí misma. ¿Qué tal con el gobierno del cambio? Como dijo un coloradote "Estos nos copiaron los defectos pero ninguna virtud".