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Violeta Morínigo*
violacea36@hotmail.com
Si sos de esas personas que están ilusionadas con la llegada de la Navidad, con la casa ya adornada, pensando en qué regalar y armando el menú para la cena...mejor no leas este artículo.
Este espacio lo dedico a aquellas personas que como yo odian la Navidad. Puede que la expresión sea muy fuerte pero es una fecha que me molesta por varias de las cosas que trae aparejadas, además de causarme una melancolía que se aleja del espíritu fiestero que quiere darle la risa bobalicona de Papá Noel, Santa o como lo llamen según la latitud. Ahí comienza la cosa.
En primer lugar detesto que me quieran pasar gato por liebre...y se le mienta a los niños, como es posible entender que un personaje aunque tierno lo acepto, que pesa más de cien kilos barba blanca y traje del polo norte pueda llegar hasta este país donde en promedio las temperaturas llegaron a 39 grados...por favor...y encima tenga que bajar por la chimenea esa que en muchas casas no existe...para qué si aquí prácticamente no hay invierno.
La Navidad está pegada al verano, ese tiempo de menos ropa y para los que pueden, playa sol arena y mar. Esta época tira por la borda el sacrificio continuo por desprenderse de los gramos extra. Todo el año renuncio al tereré rupa, el pan, la empanada y los dulces para intentar enfundarme en mi bikini y me empiezan a invitar a cuanta cena hay, con lo que gano peso nuevamente.
Aborrezco que la gente prepare tanta comida, una sola cena navideña podría alimentarnos durante toda una semana y ¡hay que comérselo de una sola sentada!. Y siendo una reunión familiera a veces tenemos que compartir hasta con los parientes que no nos caen bien y otros ejemplares que en ocasiones se pegan y encima sin lavar ni un vaso al final del brindis.
Es tiempo de consumir, en todo momento los medios de comunicación no importa su tipo, nos bombardean con publicidad y promociones para comprar esto, aquello, todo es gastar, gastar, gastar....
Me matan los villancicos, esas letanías que escuchamos todos los años, no podrían acaso estos grupos tan modernos, estos reggetoneros por ejemplo, ponerle un poco más de ritmo a estas músicas...pregunto.
Los buenos propósitos navideños. ¡Nadie los cumple¡ ¿Por qué los hacemos?
Me fastidian los maratones de Navidad, sí esos que pasan por TV la noche del 24 y madrugada del 25, que supuestamente nos regalan esto y aquello. Cada doce meses es lo mismo, se aprovechan de este tiempo para recaudar a través de los llamados telefónicos y no nos damos cuenta que todo lo que gastamos en marcar lo podríamos ahorrar y comprarnos ese electrodoméstico que guau nos van a regalar si al final igual terminamos pagando solo que ....por teléfono.
En fin no soy tóxica...solo reflexiva...rescato de todo esto, lo que no se puede comprar. La ternura que me produce el rostro iluminado de los niños recibiendo regalos, el cariño compartido con los íntimos cuando llega la medianoche y los abuelos viejitos que parecen asombrarse de haber celebrado un nacimiento más del Niño.
Jo jo jo jo....¡¡¡¡¡ FELIZ NAVIDAD!!!!!!!