Centros de Yoga de todo el mundo han adoptado la modalidad de ofrecer cursos de profesorado de la especialidad, tanto presencial como online. ¿El resultado?: Son decenas de miles de personas que obtienen su diplomatura todos los años.

Pero, ¿llegan a ejercer? La cruda realidad es que se topan con un mercado saturado y además no les dan los recursos para alquilar un local y resistir los primeros meses a un año o dos, hasta generar los alumnos suficientes como para obtener una positiva rentabilidad.

El otro punto es que con solo un curso no alcanza para adquirir la experiencia mínima necesaria. Se necesita acumular una rica currícula como credencial y para poder transmitir a los alumnos un conocimiento experto.

Como proyecto laboral estudiar un profesorado de Yoga no es una muy buena idea, porque el mercado no satisface las expectativas. El Yoga está de moda, pero no hay espacio para todos; es así como al presente hay decenas de miles de profesores de Yoga que se reciben año a año, totalmente frustrados.

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