El cuerpo de Humberto Leal García, ejecutado la víspera por las autoridades de Texas, será incinerado este fin de semana en San Antonio, ciudad en la que en 1994 cometió un homicidio por el que fue sentenciado a la pena capital. El cadáver fue retirado de la cámara de la muerte de la Unidad Carcelaria Walls, en Huntsville, por empleados de la Casa Funeraria Carnes, después de que Leal, de 38 años, recibiera la inyección letal y fuera declarado muerto a las 18:21 horas locales del jueves. Un representante de la funeraria informó que miembros de la familia Leal pudieron velar el cuerpo por unas horas la noche del jueves, de manera privada, en una de las salas de la sucursal de esa compañía en Huntsville. La noche del jueves, fue la primera vez en 16 años en que los padres de Leal, Francisca y Humberto y sus hermanas y hermanos, Angela, Nancy, Carlos y Wally, pudieron estrechar su cuerpo. Las autoridades de Texas prohíben, bajo argumentos de seguridad, que los reos sentenciados a muerte puedan tener contacto físico con alguna persona que no sea el personal de la prisión y sólo se permite en las visitas que la familia y los amigos hablen con él separados por una ventana con vidrio. La madrugada de este viernes, el cuerpo de Leal fue trasladado a Houston por la Casa Funeraria Félix H. Morales, que donó sus servicios a la familia y se hizo cargo del cadáver en tanto se organiza el servicio fúnebre en San Antonio. Rubén Vázquez, gerente de la funeraria, dijo que la familia Leal había tenido una semana muy estresante, por lo que no atendió por adelantado los arreglos funerarios para Humberto o simplemente no deseó hacerlo cuando él aún estaba con vida. Leal sí pidió con anticipación a las autoridades carcelarias que su cuerpo fuera entregado a su hermana Mar Ángel Tello, en representación del resto de la familia. El cuerpo del mexicano será trasladado a la funeraria Southwest Funeral Home, en San Antonio, donde será velado el fin de semana para después ser incinerado. Dos minutos antes de morir, en su última declaración, Leal aceptó por primera vez la completa responsabilidad en el homicidio de Adria Sauceda, una adolescente de 16 años, ocurrido el 21 de mayo de 1994 en San Antonio, Texas. “Asumo toda la culpa de esto”, dijo al expresar su arrepentimiento y pedir perdón de sus actos. “Lo siento, por la familia de la víctima y por lo que hice. Espero que me perdonen”, indicó Leal antes de pronunciar lo que fueron sus últimas palabras, tres vivas a México en un tono de voz que fue de menos a más, de manera que el último ¡Viva México!, le salió ya en forma de grito. Leal es el octavo reo mexicano en ser ejecutado en Estados Unidos desde 1993, cuando Ramón Montoya Facundo se convirtió en el primer connacional al que se le aplicó la pena capital. Texas ha realizado siete de las ocho ejecuciones. La única fuera de esta entidad fue la del mexicano Benjamín Mario Murphy, a quien se le aplicó la inyección letal en Virginia, el 17 de septiembre de 1996.