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El lavado de dinero y el soborno, son dos aristas en que serían juzgados varios líderes populares progresistas y Petrobras y Pdvsa de Venezuela entran en este nefasto juego
Aventis
Los presidentes latinoamericanos del ala soy marico me gusta el pipi dejaron de movilizar a las masas para convertirse en caudillos, pensando que eran herederos del Medio Oriente, quebrantando las murallas de contención que mantenían la vieja socialdemocracia alemana en sus allegados. El primero en car, fue el gigante del Brasil, con su figura principal de los últimos tiempos, Luis Ignacio Lula Da Silva.
En su momento considerado el gran personero de una nueva izquierda de gobierno y símbolo del dirigente de genuino espíritu popular, no solo deberá entrar a la cárcel, sino que tiene otros tres procesos penales abiertos, todos por delitos relacionados con corrupción. Solo uno de los expedientes ya ha sido juzgado, y ratificado en la instancia superior. Su estrategia de defensa penal va de la mano de la movilización política, en las magnitudes que un liderazgo caudillista como el suyo y en un gigante como Brasil pueden deparar. La “muralla humana” que se precia de anteponer frente a las resoluciones judiciales no es una simple amenaza: está en la calle, dispuesta a impedir la detención de su líder.
El lavado de dinero y el soborno, son dos aristas en que serían juzgados varios líderes populares progresista y Petrobras y Pdvsa de Venezuela entran en este nefasto juego que viene dañando la soberanía de los pueblos y la voluntad popular.
La democracia, se aviva de nuevo para rescatar la inestabilidad política, como la justicia.
El político que ayudó a que en su momento las corrientes de izquierda dijeran que las suyas eran políticas moralmente superiores que cualquiera de las demás, se aferra a sus consignas de ser un perseguido político y de haber sacado a los pobres de su país adelante. No se resigna a cumplir la sentencia judicial ni las que le restan. En octubre hay elecciones en el gigante suramericano, y tan grande como su territorio es la incertidumbre y la inestabilidad política. La justicia, por lo pronto, parece estar cumpliendo con su misión.
En política, se debe tener mucho cuidado con la demagogia, sobretodo en épocas de elecciones, porque, allí si aparece el ejercicio proselitista muy relacionado con la conducción de un pueblo, que todavía esta en formación como el sureño, en el campo ideológico se debe tener en cuenta lo pedagógico.
Acá, tenemos una degeneración de la democracia y una tentación fallida a la verdad, que nos convierte en mentirosos, aunque el verdadero problema es de cultura y ortografía etimológica.
Los partidos políticos, poco reflejan el activismo de antes, donde esta el partido de los trabajadores de Lula, de verdad, ya no reflejan ideología alguna y, los mecanismos de defensa son menores, llenas de rencor, por lo tanto, la vanagloria es poca, Da Silva tendrá que ir a la cárcel de una manera silenciosa.
Desde hace un corto tiempo, América Latina maneja un ejercicio político negro y no hay desahogo, sino rencores de parte y parte, lo que desencadena un desequilibrio político e ideológico, lo importante es que la población hable sin temor.
Las redes sociales son un mecanismo por el cual las personas se expresan. En ellas han declarado su eterno amor por algún candidato político o, por el contrario, han encontrado en estos canales un sitio en el cual desahogar sus más profundos rencores, Sin embargo, por no saber llevar un equilibrio en nuestras acciones permitimos que se contamine el ambiente y aflore la discordia en un sinfín de pullas que, sin sentido argumentativo, polarizan, dividen, separan y destruyen relaciones.
Es una guerra de propaganda negra, y ciudadanos que se vanaglorian de ser políticos se atacan entre sí y no dejan reputación en pie.
Los presidentes que se dicen de izquierda mantienen una competencia constante entre sí, claro está, el espíritu contemporáneo anglosajón engolosina a estos personajes que ya se creen zares y ya es un discurso de decisiones en cada elección presidencial.
La mayoría de los votantes son jóvenes no desean votar. Esto, se debe a que la generación de jóvenes en el país ya tiene una visión más occidental de la forma en la que se debe ejercer la democracia y de la forma en la que el Ejecutivo debe establecer las garantías a la oposición.
Es decir, las tendencias de izquierda son equivocadas
Ellos han rechazado ciertos mecanismos de entendimiento con la oposición porque, qué casualidad que siempre los opositores de Putin terminen envenenados, muertos o en prisión con procesos legales increíbles. Ese tratamiento a la oposición no ha cuajado con las generaciones jóvenes rusas que quieren otra forma de hacer política.
Y por otro lado está la actitud beligerante con la que el actual gobierno ruso, ha abordado la agenda tanto doméstica como internacional. Esta forma de gobernar, no sólo ha despertado la desaprobación generacional de los más jóvenes, sino también del grueso de la sociedad internacional.
Su agenda política tiene un carácter en el que se privilegian seguridad, integridad del Estado ruso, que ataca con severidad a las regiones que quieren establecer su sedición como Osetia, Chechenia, entrometiéndose en los asuntos de Ucrania, de Bielorrusia, de Siria, de toda la región del Cáucaso y eso siempre generará inconformidad generacional.
El conflicto político y religioso que desangra desde hace décadas al Medio Oriente, había pasado a un segundo plano. Sin embargo, los últimos acontecimientos, que tal vez hayan pasado desapercibidos para el gran público, están generando un sacudón impactante en la región. Y pueden provocar cambios radicales en esa zona explosiva del planeta.
Pero, esa misma circunstancia se mide en América Latina, más en Venezuela
Controlar los fondos de inversión que controlan el producto de la riqueza petrolera de los países más ricos del mundo tienen que pasar por los clubs que generan un stock en la región.
Petrobras, Pdvsa han causado un impacto mayor fuera de sus bases territoriales y, los problemas de la región se pueden leer siempre en clave de partida de ajedrez entre países de políticas comunes Es que desde hace décadas Arabia Saudita juega una pulseada sorda con su archienemigo regional, Irán, para ver quién maneja los hilos del poder en esa atribulada región del mundo. Y avanzar hacia el mundo occidental y Brasil les abrió las puertas junto a Venezuela, aunque de tendencias de izquierda, el sistema económico es capitalista
Mientras los árabes son sunnitas, los iraníes son la cabeza del sector chiita del mundo islámico. Y desde Afganistán hasta el actual conflicto en Yemen, es un solo principio de aristas del ajedrecismo.
Vale recordar que el Líbano, en algún momento llamado el París de Medio Oriente, vive desde hace años en una situación de delicado equilibrio político, donde el gobierno está repartido entre los tres grupos que controlan al país, un sector sunnita pro árabe, una minoría cristiana, y un partido militarizado como es Hezbollá, aliado cercano a Irán. El padre de Hariri, otro político destacado en su país, fue asesinado hace algunos años y la responsabilidad siempre se atribuyó a los pro iraníes.
Las especulaciones proliferan por estas fechas con todos estos episodios. Pero la gran pregunta es hasta dónde piensa llevar Arabia Saudita esta escalada de gestos y acusaciones contra Irán. En qué medida el nuevo gobierno de Estados Unidos impulsa esta escalada al mismo tiempo que Trump dinamita el acuerdo nuclear que Obama había firmado con el régimen iraní. Y cuál será la postura de Israel en medio de todos estos conflictos que lo tienen por el momento mirando de costado, pero sabiendo que, en el fondo, ninguno de estos países le tiene demasiado amor.
Puede que se trate de un simple "reacomodo" de fichas en una región que es un tablero de juego muy sofisticado de la política internacional. O también el preludio de un conflicto que puede cambiar radicalmente el mapa de la zona.
Barak Hussein Obama trato de aplicar el relativismo humanitario mediante el dialogo, pero, se necesitan medidas radicales de control político e ideológico.