La falta de sueño puede generar serios trastornos a nuestra salud
El sueño reparador es una necesidad del organismo, que permite restablecer las funciones físicas y psicológicas esenciales. Dormir bien es uno de los pilares fundamentales para tener salud, además del ejercicio fisico y una alimentación sana, equilibrada y adecuada a nuestras necesidades; incluyendo por supuesto la hidratación suficiente.
El sueño debe ser suficiente para permitirnos estar alertas durante el día, lo cual deriva en mayor productividad y energía para realizar las tareas diarias; por otra parte para que el sueño sea efectivo y realmente reparador debería tener continuidad, es decir, no debe tener interrupciones y por último debe ser profundo para que realmente cumpla la función reparadora.
De acuerdo a la Asociación Mundial de Medicina del Sueño; la falta de sueño afecta a más del 45% de la población mundial. La Sociedad Española del Sueño ha determinado también que el insomnio es uno de los trastornos del sueño más comunes.
La falta de sueño trae repercuciones graves a la salud, después de una noche de sueño deficiente, podemos notar los estragos en una piel que luce pálida, se sienten dolores musculares, la persona se encuentra de mal humor y puede sentir irritabilidad y ansiedad; pero más allá de estos sintomas la falta de sueño evita que la persona pueda concentrarse y conlleva incluso que se tomen malas decisiones ya que la corteza prefrontal, que es la parte del cerebro que controla la lógica, deja de funcionar; haciendonos propensos a cometer errores.
La falta de sueño trae repercusiones graves a la salud
Sin embargo, no son estos los efectos más importantes de la falta de sueño; existen daños realmente graves para nuestro organismo por la falta de sueño: la posibilidad de desarrollar obesidad es uno de ellos y eso es debido a los cambios metábolicos que se generan y que hacen que se almacene grasa corporal con más facilidad; también se afecta el corazón pues el musculo cardíaco hace un esfuerso excesivo, lo que puede conllevar a sufrir de hipertensión y engrosamiento del corazón. Por otra parte la falta de un sueño reparador está ligada a la posibilidad de desarrollar diabetes tipo 2 ya que según el Servicio de Salud Británico, la falta de sueño altera la forma en que nuestro cuerpo procesa la glucosa; también la falta de un sueño reparador repercute en la aparición de hipertiroidismo y enfermedades mentales, parkinson, alzheimer, depresión y al descontrol en el estado anímico. Otro trastorno es que se afecta nuestro sistema inmune haciendonos vulnerables a infecciones virales.
Pero, ¿qué podemos hacer para tener ese sueño reparador que todos anhelamos y necesitamos? Existen varias cosas que podemos hacer a fin de mejorar nuestra calidad de sueño y evitar los daños que nos ocasiona la falta del mismo.
Lo primero que debemos hacer es procurar establecer hábitos saludables al respecto: hacer respiraciones profundas antes de dormir puede contribuir, porque ayuda a disminuir la presión arterial y el ritmo cardíaco; podemos hacerlo inhalando durante cuatro segundos, se retiene la respiración otros siete segundos y luego se expira de manera prolongada por espacio de unos ocho segundos; la respiración es profunda o abdominal y va a contribuir a prepararnos para el sueño. Eliminar las fuentes de luz nocturnas, ya que la luz indica al cerebro que debe mantenerse alerta y retarda la liberación de melatonina, que es la hormona que permite mantener el ciclo del sueño en condiciones óptimas. Tomar una infusión que induzca al sueño es también una buena opción, tales como la manzanilla, la infusión de petalos de rosa o de petalos de hibiscus o cayena; todas ellas beneficiosas para conciliar el sueño. Dar un ligero masaje en las plantas de los pies, con un aceite esencial de lavanda o aceite de sésamo resulta una práctica muy relajante y es muy beneficioso para inducir el sueño. Consumir alimentos que contribuyan a la producción de melatonina, entre ellos las nueces, el platano, los tomates, las ceresas, el arroz, la avena, entre otros.
Dormir bien es esencial para el organismo y por ende es uno de los hábitos de vida saludable que no debemos olvidar.
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