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El pueblo paraguayo es mentalmente libre y el menos colonizado en toda América
Hechos anecdóticos ilustrativos... aparece en el campo una víbora
entre tres mujeres, una alemana, una brasileña y una paraguaya.
Simultáneamente, mientras la brasileña pensaba qué hacer, la alemana salió
a buscar un manual de instrucciones a fin de investigar si era venenosa o
no, y la paraguaya agarra un palo y la mata, inmediatamente;
En México, en un ciclo de conferencias sobre los Jesuitas en América,
se menciono con destaque, al indígena paraguayo como el menos esclavizado,
lo que explica también porque es el país con menos templos católicos
construidos con manos de obra indígena.
Se constata serias enfermedades infecciosas en manos y pies de todos
los miembros de un asentamiento indígena. Cuando llega un medico, por mas
enfermos que estén, no todos indígenas se acercan al auxilio del
profesional, necesitan verificar de lejos los procedimientos con otros,
hasta adquirir la confianza. De repente se forma una inmensa fila, pero
sorprendentemente y con la misma instantaneidad, y sin ningún ruido aparente
que indique un dialogo de consenso, desaparecen de la fila, abandonan la
posibilidad de curarse, por libre y espontánea voluntad, y con la alegría de
quien burlo a alguien. Otros luego de que se les aplicaron las medicinas en
las heridas, las sacan como quien quiere librarse de una suciedad inútil.
De veinte indígenas cinco se curan rápidamente con la medicina del
galeno, diez se curaran mucho más tarde con medicinas naturales buscadas
por ellos mismos, y los otro cinco estarán entre la vida y la muerte debido
a las infecciones, gangrenas y etc.
La reacción y comportamiento del indígena delante de un medico, es la
misma delante de las escuelas, de los maestros, de los funcionarios públicos
y o, delante del que represente un cambio en sus vidas. El indígena
esporádicamente deja de enviar a sus hijos a la escuela – decisión
repentina e inexplicable, lo que perjudica grandemente el desempeño, el
desarrollo y la integración del niño. En la educación en el seno de la
comunidad siempre prevalecerá la filosofía de que el niño no tiene que
llorar, o sea se debe hacer todo lo que la criatura quiere. Cuando el niño
desea algo prohibitivo se lo engañara con cualquier mentira rápida o con
algo que lo distraiga y lo haga olvidar aquel objetivo, nunca lo dicen NO.
El paraguayo es un pueblo totalmente diferente. Para empezar es un
pueblo que no quiere progresar. Reitero. No quiere progresar. Muchos
analistas, superficialmente, dicen que el pueblo paraguayo es cretino, pero
no es cierto, si fuera cretino seria débil y ya no existiría mas, ¡…y con
todo lo que ya aguantó! Al contrario, constantemente me deparo con
impresionantes formas de razonamiento, gente super inteligente, una
inteligencia con códigos diferentes, tal vez sea la famosa inteligencia
emocional, creo tratarse de una inteligencia ecológica –exótica- nativa y
altamente compleja, pero inteligencia al fin; “Solamente la metafísica
podría explicarlo”. Dijo el Filosofo Andrés Araujo.
La mayoría de los paraguayos conocen, pero no quieren vivir mejor.
Sienta en una confortable poltrona acolchonada, la disfruta, pero de pronto
quiere volver a su viejo apycá (banco de madera). El pueblo paraguayo (la
masa) no se enveneno con el capitalismo ni con el consumismo. No son
cobardes, pues no obedecen, con su estrategia de parálisis, haciéndose de
muertos, ellos se rebelan, y aguantan hasta que pase el peligro, recordando
que a veces el peligro puede ser solamente algún tipo de cambio. Por eso y
así sobreviven hasta hoy. Ellos se ríen de todos los que los quieren
venir a imponer algo, o emprender un proyecto diferente, hasta de los
americanos o de los brasileños se ríen, se ríen de los que creen que los
esta engañando, no los teme, dicen que SÍ y hasta parece que se achican,
pero luego se burlan, se divierten en una complicidad casi silenciosa,
elaborada telepáticamente, pues comunicación amplia, nunca se nota, y no
hacen nada de lo que prometieron. En esta complicidad se juntan
universitarios y analfabetas, ricos y pobres, honestos y deshonestos.
Prevaleciendo la mentalidad indígena de NO cambios. Es el único país que no
privatizo nada, el que menos acata las recetas de los organismos
internacionales especializados en las reformas del Estado.
Hay líderes por todos partes pero se auto anulan y anulan al otro
porque todos creen (aun inconscientemente) solamente en el liderazgo del
Jefe Máximo.
Los paraguayos son viajeros, casi todos algún día cruzaron las
fronteras, miraron, conocieron, admiraron, pero no aceptan ninguna
influencia o algún cambio para llegar a algo similar a lo que admiro en
otro país. Al contrario, se rebelan en contra del que intenta un cambio.
Pero cuando vive en otro país por mas adelantado que sea se adapta
maravillosamente, Y eso prueba y comprueba que no tienen miedo al cambio
Se rebelan en contra del que intenta un cambio. Pero en otro país se adapta maravillosamente
como muchos afirman, en el exterior se manejan siempre con destacada
calidad de servicio, de trabajo o de estudio. Saben vivir perfectamente en
cualquier situación, pero... sueña con regresar a su "hábitat natural" sin
confort y casi sin nada.
Hay dos por ciento de indígenas, pero, según el Sociólogo Doctor
Enrique Ibarra, la mayoría de la población no indígena posee mentalidad
indígena, por eso también, según observo un analista del Deutsch Bank, el
respeto, o la conciencia de la propiedad privada o de la cosa ajena, puede
ser relativa.
El pueblo paraguayo cree en el gobierno personificado o sea
concentrado en una sola persona como el Mburuvicha, el jefe máximo, el
Cacique. Ven al Presidente de la República y a su esposa como sus Padres,
por eso no aceptan a los políticos jóvenes. No conciben un equipo de
trabajo. La democracia participativa y organizaciones no gubernamentales
serán muy difíciles de implementarse con esta mentalidad.
PARAGUAY es el país de las contradicciones, ninguna encuesta por mas
sofisticada que sea, podra revelar la verdad verdadera de esta gente,
porque ellos desconfían y “se cuidan”, si se sienten amenazados, mienten en
sus respuestas. Los representantes de organismos internacionales siempre
son tomados de sorpresa en las revelaciones de las encuestas cuando
comparadas con la realidad.
Todo esta por hacerse, pero el que intente cambiar o enderezar
rumbos, será obstaculizado de todas formas posibles, será excluido por la
mayoría. En Paraguay cuando hablamos de excluidos hablamos de los hombres y
mujeres mas preparados y con gran capacidad de acción para cambios; y de
mentalidad NO indígena.
Por eso los intelectuales afirman y es verdad que el Paraguay es
el cementerio de las teorías, de las ideas, de las ideologías. Así como
también de la lógica.
El alimento de hoy es lo que importa, la cantidad no la calidad.
La inconstancia en su actuar es la característica principal, en todas
las camadas sociales y en todas las edades. El paraguayo, puede desarrollar
perfectamente algún proyecto emprendido pero de repente lo abandonara sin
ninguna explicación, abandonando inclusive también un altísimo sueldo y
alta calidad de vida. Comportamiento una vez más comparado al del indígena.
Son productivos pero no son constantes.
Si alguien con visión previsible los intenta alertar a los
Paraguayos sobre algún peligro eventual, para evitar catástrofes, como las
inundaciones, por ejemplo. No toman a esta persona como amiga, al contrario
dicen que esta persona esta llamando la mala suerte y la acusan de querer
que venga la inundación. Otro comportamiento similar al del indígena.
(Considero interesante entender que, acatar o no el cambio o las reformas
estatales recetadas por los organismos internacionales especializados o por
el Mercosur no son opcionales, por lo tanto la tarea principal deberá ser
educar para querer el cambio.
Cualquier proyecto de desarrollo y crecimiento elaborado para Paraguay
deberá contemplar la realidad anteriormente mencionada. Cada proyecto deberá
contar con la asistencia profesional de un psicopedagogo, un antropólogo y
un sociólogo, de preferencia siempre alguien entendido, estrenado o
capacitado en indigenismo quien deberá monitorear el desarrollo de cada
proyecto, con o sin indígenas, un trabajo sutil de equipo que eduque,
explique y enseñe a querer y aceptar este cambio. Las armas e
instrumentos principales de trabajo deberán ser amor, cariño y mucha
paciencia, sin agresiones. Debe ser política generalizada de Estado educar
para querer y aceptar el cambio, sin forzar. Sin agresiones.
Debe ser una política educativa con psicología indigenista, obviamente
con intensos subsidios del Estado a todos los medios de comunicación masiva
asumiendo su responsabilidad social y trabajar con vehemencia en la
educación de toda la población, pero bajo esta óptica, repito, la
indigenista. Educar para el cambio, para el progreso, para el trabajo, para
la integración con otros países, en la medicina preventiva, en deberes y
obligaciones, conciencia jurídica, conocer las leyes, la Constitución y para
la democracia (que es el gobierno de la mayoría), con participación plena,
activa y constante. Por más diferente que sea siempre es mejor respetar la
libre y auto determinación de los pueblos, el Paraguay es un país muy
interesante de conocerse y su población merece respeto.
Ser indígena o tener la mentalidad indígena, no es vergonzoso es una
característica, es idiosincrasia, es un estado de animo, es sublime y es
motivo de orgullo, es lo mas bello porque es la esencia misma del ser
humano, es la esencia que ahora los ecologistas, ambientalistas y los
humanistas quieren rescatar.
Debemos entender que, el pueblo paraguayo es mentalmente libre, el
menos colonizado en toda América y a pesar de las guerras, las masacres que
sufrió, sigue de pie, eso nos muestra su resistencia, su fortaleza y su
misterio.