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Cumplir los objetivos, sí, pero… ¿cómo? La proactividad genera iniciativas que llevan a la eficiencia
Según Sara Mendoza Figueroa, Gerente de Marketing de VISMA Latinoamérica, no importa ser el último eslabón de la cadena de una organización, se puede ser proactivo y, en lo pequeño del "día a día", tomar decisiones, mejorar procesos, priorizar tareas, buscar nuevas formas de hacer las cosas en lo que a cada uno le toca. El secreto está en hacerlo en sintonía con la cultura organizacional. Una empresa aprecia a quienes agregan valor a su área, lo que redunda en un beneficio para el resto de la compañía.
El CEO de una organización es el gran líder que marca el rumbo general para cumplir objetivos que lleven al éxito del negocio. Estos líderes son visionarios, carismáticos, observadores, analíticos, innovadores, asumen riesgos convencidos de que el éxito se encontrará si se va en cierto sentido.
Si bien dentro de una empresa cada uno ocupa un lugar, tiene a cargo determinadas funciones y debe cumplir ciertas metas, la forma de afrontar situaciones, tomar pequeñas decisiones diarias, establecer alianzas o “pensar fuera de la caja” es algo muy personal. Uno puede ser su propio CEO.
Ser el propio CEO conlleva una forma responsable de afrontar las tareas a desarrollar, asumir desafíos y tomar riesgos en lo que nos toque hacer. Innovar y empezar a hacer las cosas de otra manera, y no necesariamente como se estuvo haciendo en los últimos años. Conocer la propia tarea, saber adónde se quiere llegar y saber con qué herramientas se cuenta hace que comprendamos un determinado escenario con ventajas y desventajas, oportunidades y amenazas.
La proactividad lleva a agregar valor a la tarea cotidiana, implica compromiso y ganas de progresar en el camino al cumplimiento de los objetivos del sector
A partir de un escenario dado, podemos pensar qué podría mejorar para facilitar o realizar mejor nuestra tarea, de forma más eficiente. ¿Solo depende de mí o involucra también a otros?... ¿Desde mi puesto, cómo puedo contribuir al éxito del resto y, así, poder acercarnos todos al gran objetivo en mejor tiempo y forma?...
La proactividad es una característica muy valorada en las organizaciones. Y, justamente, esa proactividad es la que hace que -a pesar de las dificultades- podamos pensar cómo cumplir la tarea en forma cabal. La organización necesita “soluciones” y no problemas. Si surge una dificultad, hay que sortearla de la mejor manera, tal vez con alguna idea nueva… con procedimientos que jamás se habían tenido en cuenta…
Hay que considerar que el CEO solo no llega a ningún lado. El CEO cuenta con un equipo. De la misma forma, si nosotros somos “nuestro propio CEO” en lo diario, sabemos que tenemos que trabajar en equipo. Y esto se logra entusiasmando al resto para que todos comprendamos la importancia de hacer lo que se necesita para llegar a esos objetivos comunes de los que depende el éxito del negocio.
Todas las áreas son importantes y necesarias, desde la alta dirección -con pensamiento más estratégico- hasta los colaboradores de maestranza. Quien limpia los espacios a contra turno para que al otro día la mayoría de la gente de la empresa ingrese a sus tareas cotidianas, puede mejorar procesos, tener nuevas ideas e iniciativa para comenzar a operar de forma distinta, siempre apuntando a una mejor eficiencia en la tarea a desarrollar.
Generar confianza y seguridad sobre mí en el resto de la gente es un capital fundamental dentro de la organización
¿Cómo ser el propio CEO?, pues generando: