Mercedes Olivera

La semana pasada las revelaciones de Juan Manuel Salinas sobre asuntos relativos a los guiones de la novela De Mil Amores generaron polémica. ¿Por qué? Además de porque no estamos acostumbrados a esos gestos de intrepidez existe una realidad presente que abona los comentarios: La Doña fracasó como producto, igual que Justo A Tiempo y la presencia de Menchi Barriocanal en el noticiero central de Telefuturo. Los ya escasos televidentes de las señales abiertas huyen de la pantalla del otrora líder y sus ejecutivos con la arrogancia que los caracteriza prefieren cerrar los ojos.

No se sabe todavía si pasará algo. Que el río está revuelto, está. A lo de Salinas se sumó la llegada de los abogados de la empresa panameña que declararon venían a demandar a Julián Crocco por plagio y coacción enrareciendo aún más el ambiente para Marco Galanti que como Gerente General de Telefuturo no lo ha de estar pasando bien. Tanto gestándose bajo su nariz y él sin oler nada o ¿si?

Nada de lo que digan las estrellas del par de Villa Morra o sus apoltronados funcionarios cambiará los hechos que están a la vista de todos. Con sólo sintonizar cualquiera puede asistir a los viejos capítulos de Telecomio que vienen a denunciar un deterioro de lo nuevo exhibiendo brutalmente el contraste. No se enojen con los relatores del desastre hagan algo, la industria está en sus manos.