Es que estábamos cansados de la historia, porque no hay que mentir, lo hicimos la mayoría de los jóvenes y esa es nuestra verdad, que mucho no recordamos, pero si bastó con lo que vimos.

Y así fue que creíamos, que depositamos nuestras ansias de algo diferente. Y votamos por el cambio…

Y en vez de tener un presidente de clásica familia, tuvimos a uno sin ella, pero con hijos no reconocidos y repartidos por todas partes.

Y en vez que nos roben los colorados, nos roban con otros colores u otras banderas que invocan al “Che” o a “Fidel”.

Y ya no usan las plazas o polideportivos públicos para sus reuniones, ahora usan entes del estado con dinero de las binacionales, no para las croquetas de oro, pero si para viáticos de reuniones juveniles “revolucionarias”.

Y los robos ya no ocurren en las calles, sino en las casas, llevándose todo y matando.

Y los sin techo ya no están repartidos en la calle, están concentrados en las plazas capitalinas destruyendo todas, durmiendo en el suelo, con las promesas politiqueras de que su situación sería solucionada.

Y votamos por el cambio señores, pero no sabíamos que cambio venían… amenazas de muerte a nuestros senadores, inseguridad cada vez más extrema.

Nuestras esperanzas, nuestras ansias, nuestras ganas de algo nuevo fueron traicionadas y hoy cuesta volver a creer, cuesta volver a pensar que podemos salir una vez más de esta.

La próxima vez que pidamos un cambio, que querramos algo diferente, mejor pensémoslo dos veces.